martes, 17 de enero de 2012

No hay un consuelo para el duelo, mas que la resignación, es el DOLOR o el OLVIDO, y este vacío soy yo.

Yo, que te di todas mis noches a vos, sin lamentos ni reproches. Te di, en las noches y los días, mis mejores melodías en  las olas más tremendas de mi vida. Yo te espero todavía, yo creo que el olvido es una fantasía. Y así, destinada a padecerte sigo loca como siempre,  inventando lo que sea para verte. En un rincón de mi memoria, sobran noches de tristeza, poca gloria, y soledad. Y en el hueco de los años más dorado  caben tus ojos  prestados y un adiós para olvidar.
Creo que buscarte es menos digno que pensarte, más difícil que encontrarte y menos triste que olvidarte.